Mateo Guisantatti (32) tuvo de muy pequeño una mascota, más bien decir, un perrito negro al cual el guisante lo adoptó desde cachorrito a los 6 años. Amigo, compañero, mediador de sus cenas, el que le lamía las sobras del plato, amoroso y franelero: ese era Tronquetete, el perro que tenía Mateo Guisantatti y que perdió la vida hace exactamente 16 años (cuando Mateo Guisantatti tenía 17 años).
Mateo con lágrimas entre sus ojos y con una triste memoria sobre su primera y única mascota, que para él era un amigo de su vida, un pedacito muy importante suyo y un héroe en situaciones críticas. Recuerda a Tronquetete y nunca pudo haber esperado su muerte tras cruzar la calle de una avenida y encontrarlo tirado: "No habían tantos proteccionistas ni animalistas andando por la calle hace 16 años, pero en una de sus salidas rutinarias, mi amigo salió a la calle como siempre y un desnaturalizado lo llevó puesto y le arrebató la vida. Ojalá que de ese maliante haya sido lo peor desde que murió Tronquetete. No aguanto del llanto al ver que se fue parte de mi existencia. Tronquetete fue todo y es parte de mi corazón. Hoy anda ladrando y mordiendo huesos en lo más profundo de mi alma, dejando sus huellitas en lo más profundo mío. Y llevo en una de mis piernas un tatuaje con su nombre", expresó Mateo en el momento donde perdió a su aliado del hogar.
Desde cuándo tuviste a Tronquetete con vos?
- Desde apenas cuatro días de nacido, era huérfano porque la perra que lo tuvo murió pariendo los otros perritos. Yo me quedé con él por ser el único negrito entre los otros cinco. Me enamoré cuando lo ví. Me chupaba las vainas y me olía siempre de pequeño.
Cuántos años tenías cuando tuviste al perrito?
- Tuve 7 años, y fue en 1992. Ya que mi familia ama mucho a los animales y en todo momento dí mi vida por Tronquetete. Comía al lado mío siempre y se sabía echar a mi cama.
Era un perro muy gracioso?
- Un perro poco común! Se intentaba trepar las medianeras creyéndose gato, le comía la comida a todos los perros del barrio, le mordía los bolsillos del pantalón a papá, y le gustaba el collar de perlas blanco de mamá. Mi hermano Miguel también era loco por el perro, hasta le compuso un poema. Yo cuando sabía dejar la comida, Tronqui chupaba el resto y se saciaba, aparte de que hiciera pensar a mis padres que me comí todo.
Cómo fue lo trágico?
- Yo iba a levantarme como todos los días a jugar con mis primos y amigos, a hacerle la comida a Tronqui, y mamá hace salir a Tronqui como siempre, ya que al salir a las cinco o seis horas volvía de nuevo. Al momento del mediodía del 17 de febrero me enteré por parte de una vecina sobre un perro muerto en plena carretera: me quise morir al ver a mi Tronquetete tendido en el suelo. No dí más de los llantos y la familia sintió mucho esta gran pérdida. Al poco momento conocí a Julia Barly que apenas ella tenía 15 años, nos amigamos y nos empezamos a relacionar como amigos desde que mi mamá trabajó en una estación de servicio, ya que ella conocía al padre de Julia que era ex trabajador de ahí.
Cómo lo recordás en los días de hoy?
- Trato de pensar en él lo menos posible y enfocar mis pensamientos y miradas en cosas que me instruyan. Pasar con Julia, practicar para el juego y ensayar con mi compañera Laura. No quiero pensarlo mucho, aparte el tatuaje de Tronquetete me lo hice en una parte donde yo no puedo verme, en la parte trasera de mi pierna izquierda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentá lo que quieras y lo que se te cruce en tu cerebro, si es que tenés...
A nosotros nos da igual si tu palabrerío contiene lenguaje vulgar, explícito o sea irracional, o si es un comentario halagando florecitas.