Back to the past con una de las plantas más revelaciones del Plantas vs Zombies Garden Warfare 2 con el actor de Mazorca Palomitas, Juan Andrés Peralta y una historia que marcó su adolescencia y su juventud en la escuela: "Me metía al baño a fumar y simulaba que faltaba a clases". Relatando su historia de bullying que marcó toda su carrera escolar, Peralta se anima a todo a contarnos sus malas experiencias con sus compañeros de clase en la secundaria.
Juanchu, en qué año empezaste la escuela?
A los seis años en 1987. Todo era tan lindo y veía realmente brillar en mí la luz del sol. Jugaba con mis compañeritos de clase y no tenía problemas por venir en mis tres años de primaria. Mis padres me llevaban y me traían a la escuela, hasta papá en su auto se llevaba a algun compañero mío hasta su casa y hasta los 10 años no tuve inconvenientes con nadie. Mis pesadillas comenzaron años después.
Cuántos cambios de colegio tuviste en la primaria?
En la primaria 4 cambios. Pasé el kinder y los tres años de primaria en una escuela, hice cuarto en una escuela privada, el primer semestre de quinto en otra escuela y el otro año y medio en una escuela con pase directo a la secundaria, donde yo reprobé el sexto año y tenía mis problemas con los compañeros. Luego me tocaron compañeros nuevos ya que había reprobado el año y volvió a repetirse la historia, terminé la primaria a los 13.
Cuando empezaste la secundaria, en tus materias ibas bien, había fluidez con los maestros?
Con algunos maestros mi relación era cercana, pero con otros era de terror. Me tocó en Ética en todos mis años de secu la misma profesora que era de terror: la señorita Manuela Oliva que tenía una particularidad para hachar mi autoestima y talarme por dentro, siempre que llegaba la profesora esa al aula, me sentaba atrás porque ya tenía una objeción obsesiva conmigo. Lo fatal es que la profe Oliva me regañaba y mis compañeros se me reían. Desde ese momento que me encerré en el baño de la escuela a fumar hasta el fin de la clase.
Pasabas horas enteras fumando?
Sí, pasé algunas clases enteras fumando en el baño de la secu, sentado en cuclillas arriba del inodoro para que no me vieran los pies desde abajo y para que dieran a pensar que ese baño estaba clausurado. Fumaba y pasaba horas llorando. Hasta me echaron injustamente del colegio por robarle a esa profesora, la profesora Oliva.
Brindanos detalles de tu expulsión?
Llegué un martes 12 de noviembre al colegio como todos los días y el director la citó urgente a mi mamá para decirle que yo le saqué dinero y las llaves del auto a la profesora Oliva, y le detalló a mi mamá que yo era el delincuente y que un compañero me acusó de robo, mi mamá me defendía y creía imposible que yo le había robado, pero el director insistía en que yo era el delincuente de mi maestra. Hasta que al año siguiente, en 1997, la profesora Oliva falleció en un accidente automovilístico yendo hacia Puebla. En ese momento la escuela se tiño de negro porque se murió una maestra de hace más de 20 años, pero que me hacía la vida imposible en ese entonces. En aquel momento me sentí aliviado y feliz de la muerte de mi peor enemiga, la maestra. Desde ahí mis compañeros de clase y de escuela me odiaron más que nunca. Mamá me llevó a un parque de diversiones rebosando de alegría porque no iba a tener más pesadillas.
Es verdad que se sumaron en boicot toda la escuela contra vos?
Mis compañeros tenían hermanos, primos y demás parientes repartidos entre las demás aulas, hasta sembraban bronca y odio hacia mí. Nunca hubo un motivo preciso para que se me burlaran y merecer el bullying que me ligue estos años. No soy feo, no soy tonto, no tengo defectos físicos como evidencia, no vengo de familia de ricos, soy descendiente de españoles como la mayoría de mi aula, ¿qué me habrán visto? Hasta las maestras me tenían entre ojos.
Cuántos años repetiste?
Repetí por primera vez sexto grado y octavo grado en 1996. Solo dos veces.
El bullying afectó tu rendimiento escolar?
Sí y mucho. Estuve en cama una semana porque mis compañeros me amenazaban con golpearme y estaba con miedo a asistir a clases, porque no quería sorprender a mi familia lastimado o sucio en mi vuelta a casa. Encima tenía matones en el mismo salón, eran grandotes y yo era muy delgadito. Si me atacaban, la maestra no hacía nada por nadie, pero si era yo el que hablaba, me mandaba a pararme al lado de la puerta de espaldas como castigo.
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